Categoría: Decoración
1- Distribución: el punto de partida
Antes de pensar en decorar, hay que organizar. La distribución del mobiliario define el flujo del espacio, su comodidad y funcionalidad. Aquí algunas pautas:
- Zonificación: dividí el espacio por usos. Por ejemplo, en un ambiente integrado podés delimitar visualmente un área de descanso, otra de trabajo y otra de comedor, usando alfombras, muebles bajos o cambios sutiles en la iluminación.
- Circulación libre: asegurate de que haya al menos 70–80 cm libres para moverse cómodamente entre muebles. Evitá saturar los ambientes.
- Foco de atención: cada espacio debe tener un punto de atracción. Puede ser un sofá, una estufa, una mesa, una ventana... organizá el resto en torno a ese punto.
2- Paleta de colores: suavidad y armonía
Los colores tienen un impacto directo en el estado de ánimo. Para lograr un ambiente cálido y relajante:
- Tonos neutros (beige, gris claro, blanco roto, arena) son aliados para lograr serenidad.
- Colores tierra (terracota, ocre, verde oliva) aportan naturalidad y cercanía.
Evitá saturar con colores intensos. Podés usarlos en detalles decorativos, como cojines o cuadros, para dar toques de personalidad sin abrumar.
3- Textiles: el alma del confort
Nada aporta más calidez que los textiles bien elegidos. Usalos para sumar textura, suavidad y sensación de abrigo:
- Cortinas: optá por telas livianas que dejen pasar la luz, como lino o gasa de algodón, si buscás luminosidad. Si necesitás oscurecer, podés sumar un segundo paño blackout.
- Alfombras: delimitan espacios, aportan color y textura, y aíslan del frío. Elegí materiales naturales y fáciles de mantener.
- Almohadones y mantas: sumá distintas texturas (lana, terciopelo, algodón) para hacer de un sillón o cama un lugar irresistible.
4- Iluminación: crear climas con luz
La luz define el clima de una habitación. Una buena iluminación no solo debe ser funcional, sino también emocional:
- Combiná tres tipos de luz: general (techo), puntual (lectura o tareas) y ambiental (lámparas de pie o veladores con luz cálida).
- Elegí luces cálidas (2700K a 3000K) para espacios de descanso.
- Incorporá velas, guirnaldas LED o lámparas de papel para rincones acogedores.
5- Materiales naturales: conexión con lo esencial
Los materiales naturales generan una sensación de cercanía con la naturaleza y aportan tranquilidad. Algunos recomendados:
- Madera, en muebles, pisos o detalles decorativos.
- Fibras vegetales, como yute, ratán o mimbre, ideales para cestas, pantallas o alfombras.
- Piedra o cerámica para toques rústicos y duraderos.
La clave está en combinar texturas para que los espacios resulten más ricos y agradables al tacto y a la vista.
6- Elementos personales y decoración emocional
El confort también es emocional. Un hogar acogedor es, ante todo, un espacio que habla de quienes lo habitan:
- Incorporá fotos familiares, recuerdos de viajes, obras de arte o artesanías locales.
- Creá pequeños rincones con objetos que te conecten con momentos felices o hábitos saludables, como un rincón de lectura, una bandeja de té, una planta.
7- Plantas: vida y frescura
Las plantas de interior purifican el aire y aportan vida. Podés usarlas en estantes, macetas colgantes o en esquinas vacías. No necesitás un gran jardín: con especies resistentes como el potus, sansevieria o ficus, ya podés cambiar el aire del ambiente.